RECUERDOS EN BLANCO Y NEGRO.
Escrita por Alejandro Montenegro
7.
Santos Lino Ramírez (El Chele Luis) cuando tomó la decisión de
ingresar al Ejército Revolucionario del Pueblo, (ERP) a principios de
los años setenta, era miembro activo de la Policía Nacional de El
Salvador. Se dijo en aquella época que el paso que dio Santos fue un
golpe contundente a la moral de los miembros de ese cuerpo.
A
partir de ese momento el Chele Luis se convirtió en una leyenda, cuentos
por aquí, cuentos por allá, se cruzaba la realidad con la creatividad
de la población.
Contaban por esos días los campesinos del oriente
del país que lo veían por las noches cabalgar en un caballo blanco, con
sombrero ala ancha, un fusil en su mano derecha y cananas terciadas al
pecho, al estilo Pancho Villa.
En una ocasión se encontró en un bus a
un ex compañero de la Policía y este desde la parte de atrás se le fue
acercando poco a poco con los dos brazos en alto agarrando los dos
tubos del techo, el Chele Luis interpreto rápidamente que el hombre se
le acercaba en paz. Intercambiaron unas palabras y no paso nada.
Otro día, con Joaquín Villalobos, se conducían en un carro de oriente a
la capital y en un reten de la policía les dieron la señal de alto.
Pero casi de inmediato les dieron también la orden de que continuaran la
marcha; el policía a cargo había reconocido al Chele y en un acto de
temor o de ayuda los había dejado pasar.
También recuerdo que a
mediados de 1976, a raíz de la deserción de Juan José Yánez (Valle) y
las capturas de Ana Guadalupe Martínez y Marcelo, fuimos con Jorge
Meléndez (Jonás) a buscar unos documentos y algunas armas, a una casa
ubicada en la Colonia Guatemala, y el Chele Luis se quedo con otros
compañeros dándonos seguridad en la parte de afuera. Meses después, al
quedar en libertad Ana Guadalupe, nos informo que esa noche éramos
vigilados desde un carro por Agentes de la policía, pero que no se
atrevieron a hacer nada porque habían reconocido al Chele Luis.
Alto, blanco y flaco, todos los días estaba lleno de ánimo y alegría, en
los ratos de ocio no paraba de contar chistes, uno tras otro,
demostrando que contaba con un repertorio inmenso. En las prácticas
militares de la guerrilla urbana y en su descanso, no paraban los
compañeros de reírse, cuando los entretenía con ese chorro de bromas y
chistes que el Chele Luis manejaba con tanta maestría.
Era fuerte y
hábil en el combate cuerpo a cuerpo, un solo hombre no era capaz de
derribarlo, lo poníamos a pelear varias veces y cuando ya estaba
cansado, le metíamos tres de una sola vez, era la única forma que había
para neutralizarlo y tumbarlo en aquellos ejercicios de preparación que
realizábamos en aquella época.
Jefe indiscutible de la zona de San
Agustín Tres Calles, en el departamento de Usulután; y en Marzo de
1983, en el norte de Morazán, juramentado como jefe de columna de la
BRIGADA RAFAEL ARCE ZABLAH (BRAZ), esa gloriosa fuerza militar del ERP
que logro innumerables victorias en la guerra.
Se había hecho
realidad aquella visión de los campesinos de la década del setenta, se
le podía ver con su sombrero, fusil y sus cananas terciadas al pecho, lo
único que sin el caballo blanco.
Dos años después de los acuerdos
de paz, pregunte por el, unos me dijeron que se había marchado a Estados
Unidos, otros que dirigía en San Miguel una cooperativa de ex
militantes del ERP ..…….. Donde quiera que se encuentre ese gran
guerrero, mis respetos y reconocimiento por esa heroica labor que
realizó por casi dos décadas, arriesgando la vida todos los días y a
cada minuto guiado únicamente por los ideales de conquistar un país
mejor para todos.
Alejandro Montenegro.
Lunes 1 de Octubre 2012.
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